“Esta hipótesis
plantea la idea de que la materia no viviente puede originar vida por sí misma”.
Aristóteles pensaba
que algunas porciones de materia contienen un "principio activo" y
que gracias a él y a ciertas condiciones adecuadas podían producir un ser vivo.
Este principio activo se compara con el concepto de energía, la cual se considera
como una capacidad para la acción. Según Aristóteles, el huevo poseía ese
principio activo, el cual dirigir una serie de eventos que podía originar la
vida, por lo que el huevo de la gallina tenía un principio activo que lo
convertía en pollo, el huevo de pez lo convertía en pez, y así
sucesivamente. También se creyó que la basura o elementos en
descomposición podían producir organismos vivos, cuando actualmente se sabe que
los gusanos que se desarrollan en la basura son larvas de insectos.
Esta hipótesis fue
aceptada durante muchos años y se hicieron investigaciones alrededor de esta
teoría con el fin de comprobarla. Uno de los científicos que realizó
experimentos para comprobar esta hipótesis fue Jean Baptiste Van Helmont, quien
vivió en el siglo XVII. Quien realizó un experimento con el cual se podían,
supuestamente, obtener ratones y consistía en colocar una camisa sucia y granos
de trigo por veintiún días, lo que daba como resultado algunos roedores. El
error de este experimento fue que Van Helmont sólo consideró su resultado y no
tomo en cuenta los agentes externos que pudieron afectar el procedimiento de
dicha investigación. Si este científico hubiese realizado un experimento
controlado en donde hubiese colocado la camisa y el trigo en una caja completamente
sellada, el resultado podría haber sido diferente y se hubiese comprobado que
lo ratones no se originaron espontáneamente sino que provenían del exterior
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Experimento de van Helmont
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Platón o Aristóteles creyeron en la
generación espontánea, y aceptaron la aparición de formas inferiores de vida a
partir de “materia no viva”. Se basaban en la observación natural de la
carne en descomposición, de la que al cabo de unos días, surgían gusanos e
insectos.
Francesco Redí (1626-1698) fue un
médico italiano que se opuso a la teoría de la generación espontánea y demostró
que en realidad esos gusanos que aparecían, eran las larvas de moscas que
habían depositado sus huevos previamente. Para demostrar su teoría, en 1668
diseñó unos sencillos experimentos, que consistieron en colocar pequeños trozos
de carne dentro de recipientes cubiertos con gasa y otros trozos en recipientes
descubiertos, para que sirvieran como “testigo”. Unos días después, la carne
que quedó al descubierto tenía gusanos, mientras que la carne protegida no los
tenía. Además, sobre la gasa que cubría los frascos se encontraron los
huevecillos de las moscas, que no pudieron atravesarla.
En la misma época, Anton Van
Leeuwenhoek (1632-1723), un comerciante holandés con una gran afición
por pulir lentes, estaba construyendo los mejores microscopios de su época, y
realizó las primeras observaciones reconocidas de microorganismos, a los que él
denominaba “animáculos”.
En 1745, el clérigo inglés John
T. Needham (1713-1781), un investigador vitalista intentó, a pesar de
los resultados obtenidos por Redi, demostrar la veracidad de la generación
espontánea. Para ello realizó unos experimentos que consistieron en hervir
caldos nutritivos durante dos minutos, para destruir los microorganismos que en
ellos hubiera (ese tiempo de ebullición no es suficiente para matar a todos los
microorganismos). A los pocos días volvían a aparecer pequeños microorganismos
que, por tanto, debían haberse creado “espontáneamente”.
Lázaro Spallanzani (1726-1799), un naturalista
italiano, no aceptó las conclusiones de Needham. En 1765 preparó”caldos” en
distintas vasijas de cristal con boca alargada (similar a un matraz aforado) y
los sometió a ebullición prolongada. Unas vasijas las dejó abiertas, mientras
que otras las tapó herméticamente. Cuando calentaba un caldo en un frasco
abierto, se observaba que al cabo de un tiempo aparecían microorganismos,
mientras que cuando lo hacía en frascos cerrados, éstos no aparecían.
Los resultados de Spallanzani no
convencieron a Needham y sus partidarios, quienes alegaron que el calor
excesivo destruía la vida y que los resultados de Spallanzani, únicamente
demostraban que la vida se encontraba en el aire y que sin él no podía surgir
(en los experimentos de Needham, los matraces estaban abiertos). Spallanzani
repitió el experimento, hirviendo durante dos horas sus
caldos, pero cometió el error de dejarlos semi-tapados como Needham
acostumbraba a hacer, por lo que al observarlos después de unos días encontró
que todos los caldos se habían contaminado con microorganismos que procedían
del aire. Al considerarse que las pruebas no eran concluyentes, el problema
quedo sin decidirse otros 100 años, en los que la controversia continuó, hasta que
en 1859, la “Academia francesa de Ciencias” ofreció un premio a quien pudiera
demostrar, con suficientes pruebas, si existía o no la generación espontánea.
El premio lo ganó Louis
Pasteur (1822-1895) quien a pesar de su juventud, en aquella época ya
era un reconocido químico-biólogo. Mediante una serie de serie de sencillos
pero ingeniosos experimentos, obtuvo unos resultados irrefutables, que
derrumbaron una idea (la “generación espontánea") que había durado casi
2.500 años. A partir de entonces se considera indiscutible que todo ser vivo
procede de otro (Omne vivum ex vivo), un principio científico que sentó
las bases de la teoría germinal de las enfermedades y que
significó un cambio conceptual sobre los seres vivos y el inicio de la
Bacteriología moderna.
genial toda la informacion que buscaba estaba aqui
ResponderEliminargenial toda la informacion que buscaba estaba aqui
ResponderEliminarporque van Helmont creyó que se podía hacer ratones con trigo y sudor
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